Vilanova de Carbonera
La Vilanova de Carbonera se encontraba a las afueras del actual Beniatjar, en su parte más elevada (sur), y concretamente donde en la actualidad se alza el Calvario junto al antiguo camino de Beniatjar a Beniarrés.
La primera cita que conocemos de Beniatjar no está en el Repartiment sino en un documento del catálogo de Martínez Ferrando, de 17 de junio de 1258, que es una “donació a precs de la infanta Na Constança a Polo de Tarassona i sa muller de cases i terres en l’alqueria de BENIAYAR, terme de Penacadell”. Según Escolano en 1611 (Décadas, SALE, 1237) “… en arávigo… Beniatjar quiere decir los descendientes de los jornaleros o alquilados. En las escrituras antiguas se lee benajar”.
Beniatjar dispuso de murallas, construidas en el último período de dominación musulmana, que aprovechaban el desnivel provocado por los dos barrancos que encajonan el pueblo. El circuito amurallado fue reaprovechado por los nuevos señores cristianos. Se trataba de un núcleo rural fortificado por Jaime I en 1248 como parte de la colonización del territorio y bajo la protección del Castillo de Carbonera, visible desde allí. En realidad, esta era la más pequeña, abrupta y aislada de las nuevas villas creadas, por lo que el establecimiento fracasó y los colonos cristianos ya la habían abandonado hacia el 1300, aunque los musulmanes de la vecina alquería de Beniatjar continuaron viviendo allí.
El lugar quedó abandonado y en ruinas, ruinas que aún podían verse a finales del s. XVIII, cuando se construyó el Calvario: lienzos de murallas, torres y otras edificaciones. Actualmente sus restos nada más son identificables a nivel arqueológico.
Con todo, debía ofrecer una buena y fácil defensa del casco urbano, ya que en 1512 aún sirvió de protección a las tropas del virrey de Valencia en los prolegómenos de la Batalla de Gandía que las enfrentó con los agermanados.
Actualmente nada más quedan vestigios que sirven de cimentación a varias viviendas, y un muro de unos 3 m. de altura.